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INFORME DE COMISEDH PARA LA COMISIÓN DE LA VERDAD Y RECONCILIACIÓN
SOBRE LA MASACRE SENDERISTA DEL 3 DE ABRIL DE 1983 EN SANTIAGO DE LUCANAMARCA:
ANTECEDENTES, HECHOS, VICTIMAS, FOSAS, SOBREVIVIENTES Y TESTIGOS


I. El distrito de Santiago de Lucanamarca

El 29 de enero de 1965, por Ley Nº 15410, se creó el distrito de Santiago de Lucanamarca, inicialmente formando parte de la provincia de Víctor Fajardo.
Santiago de Lucanamarca, es la capital del distrito. Sus anexos son: San José de Huarcaya, San Antonio de Julo, Santa Rosa de Ccocha, La Merced de Tío, Asunción de Erpa y San Martín de Tíopampa.
Posteriormente, se creó la provincia de Huancasancos formando parte de esta nueva provincia los distritos de Sacsamarca, Carapo, Santiago de Lucanamarca y Sancos. Huancasancos es la capital de la provincia de Huancasancos.
Lucanamarca es esencialmente una comunidad ganadera (ovinos y vacunos), con pocas tierras de cultivo por lo accidentado de su terreno. A pesar de esto, los pobladores han sabido ganar espacios para el cultivo a través de los andenes que son parte del paisaje del lugar.
La población según el INEI en el censo de 1993 es de 10,213, de los cuales 4,842 son hombres y 5,371 mujeres. En el distrito de Sancos la población es de 3,155; En Carapo de 2,624; Sacsamarca 1,905 y en Santiago de Lucanamarca de 2,529.
En el censo de 1996 la población fue de 10,591 de los cuales el 54.7% era población rural. La población estimada para el año 2000 según el INEI fue de 10,816.

II. Breve resumen sobre el proceso de violencia en la provincia de Huancasancos.

El trabajo de Sendero Luminoso en la zona se inició en los años setenta. Fue un trabajo esencialmente desarrollado por profesores del colegio “Los Andes” quienes trabajaron con jóvenes de la zona. Algunos sectores de la población apoyaron a esta organización en un inicio. Sin embargo, no se puede señalar que éste fue un trabajo en profundidad dirigido al gran sector campesino. La guerra en la provincia de Huancasancos, en su fase más intensa, fue de corta duración: prácticamente se desarrolló desde fines de 1982 y durante los años 1983 y 1984. Es importante tener en cuenta aquí la agenda campesina bajo la violencia, los conflictos inter e intra comunales y de grupos de poder. La guerra estuvo caracterizada por la reacción campesina ante SL y por las masacres punitivas de esta organización, particularmente los años 1983 y 1984. Estas masacres fueron en represalia por la sublevación de los campesinos contra el dominio y los abusos de los senderistas. Desde marzo del 83, se instala en Sancos un destacamento policial de "sinchis", los que también cometen una serie de abusos y asesinatos contra los pobladores de la provincia. Muchos pobladores, sobretodo jóvenes fueron asesinados por estos agentes y sus cuerpos se encuentran enterrados en numerosas fosas en la zona. Posteriormente hubieron otras incursiones más de SL a varios anexos las que fueron rechazadas por la población y por la policía. Finalmente, el hecho que cierra el período de la violencia en la zona es la del 19 de junio de 1992 cuando una columna senderista emboscó un vehículo en que viajaban todas las autoridades de la provincia, el jefe militar de la zona y 11 soldados, en el paraje denominado Huachhuaqasa. Todos fueron asesinados.

III. Los antecedentes: opresión senderista y rebelión campesina.

Desde 1982, SL instaura su dominio en el ámbito provincial de la provincia de Huancasancos. Las autoridades locales fueron reemplazadas por mandos senderistas y se instauró “el gobierno del pueblo”.
En mayo de 1982, Juan López Liceras (camarada "Víctor") asume el mando militar y político de la zona “liberada” de Huancasancos. López Liceras era un profesor del colegio “Los Andes”. Previamente, los senderistas habían trabajado durante varios años en la formación de cuadros en las "escuelas populares", las mismas que se desarrollaban en las afueras del pueblo. Sin embargo a partir de mayo de 1982 su accionar fue más abierto. Luego de la instauración del “nuevo gobierno” en Huancasancos, los senderistas al mando de López Liceras inician una gira “liberadora” y de concientización por los poblados cercanos a Huancasancos.
A fines de 1982, en el mes de octubre, los senderistas comienzan a asesinar a los pobladores que tenían mayor cantidad de propiedades y bienes, considerados ricos o en su lenguaje “gamonalillos”. Una de esas primeras muertes es la del Sr. Alejandro Marquina Martínez. Tras el asesinato de Marquina que fue ajusticiado en la plaza de Huancasancos, sus bienes y ganado fueron repartidos entre los pobladores. Aún quienes no comulgasen con las ideas de los senderistas debían recibir tales “obsequios” bajo el riesgo de ser considerados soplones o traidores a la causa.
En enero de 1983, el alcalde de Huancasancos Sr. Aquiles Sumari, es destituido de su cargo y Juan López Liceras (camarada "Víctor") se instala en el local del Concejo desde donde gobierna el pueblo bajo un “comité popular”. Su primera decisión fue la confiscación de la granja comunal de Huancasancos y reparte el ganado entre los pobladores de las comunidades vecinas.
El domingo 15 de febrero de 1983, Huancasancos se prepara para celebrar la fiesta de los carnavales, costumbre muy arraigada en el mundo andino. El camarada "Víctor" autoriza y preside las celebraciones. Al día siguiente, el 16 de febrero, los pobladores de Sacsamarca se levantan contra SL. Son capturados y asesinados dos líderes locales senderistas. Otros dos de ellos, logran escapar a Sancos y dan aviso a los senderistas de la zona.
Los pobladores de Sacsamarca, previendo un ataque senderista, logran enviar un comisionado a Huancapi para dar parte al Ejército. Esa misma tarde del 16 de febrero, SL ataca Sacsamarca, ingresa al poblado y se lleva a 30 comuneros a Huancasancos.
Al día siguiente, el 17 de febrero, se realiza un "juicio popular". Todos los comuneros son sentenciados a muerte. La mitad de ellos son condenados a morir fusilados y los demás asados en el horno de la panadería de Nazario Alvarado en Huancasancos. Cuando los comuneros sacsamarquinos condenados a morir asados ya se encontraban dentro del horno, llegan 3 helicópteros militares a la población y los senderistas huyen. Los "sinchis" que llegan en los helicópteros bajan disparando, logran liberar a los prisioneros y en la acción mueren 6 comuneros inocentes.
Al día siguiente los "sinchis" ordenan enterrar los cuerpos de los fallecidos y nombran nuevas autoridades en Sacsamarca: Zenaido Sumari y Honorio Martínez. Las nuevas autoridades solicitan armas para defenderse de los subversivos pero no fue posible atender su pedido.
El 20 de febrero, los pobladores de Huancasancos se reúnen en la plaza y realizan una ceremonia de fidelidad al Perú en donde cantan el himno nacional y juran ante la bandera. Posteriormente llega a la plaza Juan López Liceras acompañado de varios senderistas, desde otros lugares también aparecen otros senderistas, todos armados con armas de fuego y dinamita. Ellos llegaban aparentemente de la puna donde habían realizado otro arrasamiento de ganado. Rodearon al pueblo que estaba en el centro de la plaza. Los pobladores inician el ataque con piedras y palos. La muchedumbre furiosa mata a varios senderistas y persigue a otros que huyen. Varios pobladores son heridos. López Liceras es perseguido hasta una casa donde es capturado y arrastrado hacia la plaza. Entonces es tomado por las mujeres del pueblo, quienes lo matan literalmente a golpes.

IV. El proceso en Lucanamarca

En Lucanamarca los senderistas habían comenzado su accionar tempranamente. Los pobladores señalan que desde fines de los años 70, profesores y estudiantes de la Universidad de Huamanga incursionaban en la zona realizando trabajo político. En 1982, ingresan “oficialmente” a iniciar la guerra los camaradas Omar (natural de Hualla) y Carla, quien aparentemente era costeña, realizan una asamblea con la comunidad y nombran a varios mandos locales en la zona. Los designados son en su mayoría jóvenes como los hermanos Alfredo y Efraín Huaripaucar, naturales del anexo de Huarcaya, los hermanos Olegario, Nicanor y Gilber Curitomay Huancahuari, Octavio y Froylán Ruiz, Walter y Zenón Allaucca de Lucanamarca, y Jorge Sumari de Erpa, entre otros.
Entre setiembre de 1982 a febrero de 1983, los pobladores de Lucanamarca sufrieron varias acciones terroristas por parte de SL. Asesinaron por lo menos a unas 7 personas, entre ellos: Abraham Huamaccto Quispe (20), el 26 de setiembre del 82 en el anexo de Tiopampa; el 18 de enero de 1983, es asesinado Román Misaico Quichua (25) en el anexo de la Merced de Tío; 30 de enero de 1983, son asesinados Pascual Leonardo Misaico Aronés (57) de Lucanamarca y Rufino Huaripaucar Allccahuamán (26) de Ccocha; el 17 de febrero son asesinados en Lucanamarca en otra incursión senderista, Eulogia Flores de Huancahuari (69), su yerno Teófilo Mavila Riveros (29) y Marciano Huancahuari Allaucca (74), quienes fueron ajusticiados en la plaza del pueblo. Marciano Huancahuari era uno de los comuneros que tenía mayores propiedades y ganado. El Sr. Huancahuari estaba enfrentado con los Curitomay (Olegario, Nicario y Gilber), porque tenían en litigio durante muchos años una propiedad familiar en común. Eran parientes por el lado de la madre de Olegario Curitomay. Los pobladores señalan que el viejo Marciano había pagado cupos a SL para no ser molestado, sin embargo, era presionado a fin de que cediese sus tierras y ganado en beneficio del pueblo. Al no acceder a la “donación” de sus bienes, el propio Olegario ordena su muerte. Finalmente, el 24 de febrero del 83 los senderistas matan a Manuel Fulgencio Casavilca Quichua (72), en Lucanamarca.
Desde diciembre de 1982 SL actuaba con plena libertad en Lucanamarca, realizaba asambleas en las plazas y ganaba simpatizantes con el reparto de los bienes producto de sus incautaciones o “donaciones” para el movimiento. El descontento crecía entre los pobladores. La muerte de Don Marciano Huancahuari consternó a los pobladores. Los bienes de Don Marciano fueron repartidos entre los comuneros y pueblos simpatizantes de SL.
Lucanamarca y sus anexos son comunidades ganaderas, parte de este ganado era de propiedad colectiva de la comunidad. El producto de la venta de este ganado colectivo era utilizado, aún ahora, para la construcción de obras públicas, como la refacción de la iglesia, la carretera que une Lucanamarca con Huancasancos, entre otras.
Sendero Luminoso había impuesto un control de tipo restrictivo en la población: no permitían el libre comercio, tampoco el tránsito hacia otros poblados fuera de la jurisdicción distrital, especialmente hacia los de la costa. Este asunto para los comuneros, esencialmente ganaderos, acostumbrados a negociar su ganado en la costa, perjudicó gravemente su economía. Asimismo, veían que su ganado iba constantemente disminuyendo a consecuencia de los saqueos de los que eran objeto por parte de SL. Esto sumado al desconocimiento y reemplazo de sus autoridades locales, las amenazas y coacciones con las que los senderistas “gobernaban” la zona, constituyeron un túnel sin salida para los comuneros.
A raíz de estos excesos y del sistemático despojo de sus bienes del que eran objeto los lucanamarquinos, las autoridades se organizaron y formaron el Comité de Defensa de Lucanamarca cuya principal labor era la de vigilancia.
El ganado de la granja comunal fue saqueado muchas veces por el propio Olegario Curitomay y sus secuaces Agustín Callañaupa y Zenón Allaucca. Olegario era además uno de los mayores comerciantes de ganado en Lucanamarca, para quien obviamente no funcionaban las reglas impuestas por los senderistas y quien obtenía las mayores ventajas comerciales.
Olegario Curitomay estaba ya fugitivo por entonces. Luego del levantamiento de Sacsamarca y Huancasancos, los sinchis habían hecho varios operativos en la zona de Lucanamarca.
El 23 de febrero un grupo de senderistas ingresa al poblado, con el objetivo de ajusticiar a las autoridades y miembros del Comité de Defensa de Lucanamarca. Los senderistas convocan a una asamblea de pobladores, encargan a las mujeres del pueblo preparar comida en la plaza, envían a emisarios a las casas de las personas que tenían consignadas en una lista, para invitarlos a la reunión, pero éstos no asisten pues suponían que los senderistas los buscaban para matarlos. Por el contrario, los sinchis en Huancasancos son alertados por algunos pobladores. Los sinchis llegan inesperadamente a Lucanamarca y se realiza un enfrentamiento en la zona llamada Yunkawaycco, donde mueren varios jóvenes senderistas: Glorinda Calderón de 19 años, Reynaldo Huaripaucar Quincho de 15 años, y Antenor Ruiz Curitomay de 14 años, entre otros jóvenes, todos estudiantes del Colegio “Los Andes”. Los dos últimos jóvenes eran de Lucanamarca y la joven de Huancasancos.
En los primeros días de marzo de 1983, los comuneros de Huarcaya se organizan y tienden una celada a los senderistas Alfredo y Efraín Huaripaucar, a quienes dan muerte junto a otros 5 senderistas.
El 10 de marzo se realiza una “reunión cumbre” entre las autoridades de los distritos de Sacsamarca, Huancasancos y Lucanamarca donde toman una serie de acuerdos para enfrentar a los senderistas. Esto sirvió de motivación a las autoridades locales de Lucanamarca quienes iniciaron sus preparativos para la captura de Olegario Curitomay.
Las autoridades de Lucanamarca convencen a Baldomero Curitomay que les señale el lugar donde se escondía Olegario, quien no podía salir del distrito pues no tenía consigo sus documentos de identidad. Olegario es capturado por las autoridades el 27 de marzo de 1983 y conducido a la plaza donde es golpeado, luego abaleado y finalmente quemado. Sus restos fueron enterrados por los pobladores en las afueras del pueblo. Antes y después de la muerte de Olegario varios miembros (por lo menos unas 6 personas) de la base de SL en la zona corrieron igual suerte que Olegario, fueron asesinados por los pobladores.
Las autoridades previendo la venganza senderista cuya amenaza ya se había hecho evidente pues habían recibido mensajes de que no quedaría polvo sobre polvo en Lucanamarca, deciden enviar una Comisión a Huancapi a cargo del Sr. Teófanes Allccahuamán para pedir refuerzos militares, quien parte con dos envarados.
La comitiva llega a Huancapi e inmediatamente son enviados en un convoy militar al Cuartel Cabitos en Huamanga. Allí se logran entrevistarse con el Gral. Noel quien los envía de regreso con una patrulla de 60 hombres. El 3 de abril, la comitiva se encontraba en camino hacia Lucanamarca.
Cuando llega la tropa a Lucanamarca al medio día del 4 de abril, ya había sucedido la masacre, el mismo Gral. Noel había llegado hasta el pueblo y había ordenado la evacuación de los heridos. La amenaza de los senderistas se había cumplido.
Los pobladores de Lucanamarca siguiendo la lógica que se había iniciado en Sacsamarca y Sancos, se “rebelaron” contra SL, cansados de los abusos de éstos, que no les permitían ni movilizarse hacia otros lugares, repartían sus propiedades, su ganado y habían asesinado a varios pobladores en diferentes anexos. Este hecho provocó la respuesta de SL contra los pobladores de Lucanamarca.

V. El evento del 3 de abril de 1983: La masacre de Lucanamarca

La masacre senderista fue planeada por la propia dirección central de SL, según lo manifestó el propio Abimael Guzmán en la llamada “Entrevista del siglo”1. A continuación algunos extractos de dicha entrevista: “A fines del 82 ingresan las fuerzas armadas (...) formando mesnadas y usando masas presionadas poniéndolas delante, como parapeto... Frente al uso de mesnadas y la acción militar reaccionaria respondimos con una acción: Lucanamarca, ni ellos ni nosotros la olvidamos, claro, porque ahí vieron una respuesta que no se imaginaron, ahí fueron aniquilados más de 80, eso es lo real (...) fue la propia Dirección Central la que planificó la acción y dispuso las cosas, así ha sido”.
Para tal efecto, habrían sido convocados los mandos senderistas de diversas zonas de Ayacucho donde SL tenía presencia. La información recogida por COMISEDH en el sur del departamento de Ayacucho, nos confirma que participaron en esta masacre mandos senderistas de distintos poblados de las provincias de Vilcashuamán, Fajardo y Cangallo.
La acción se inició en las punas de Yanaccollpa hasta donde habrían llegado desde las punas de Vilcanchos un contingente que se calcula en unas 80-100 personas, entre senderistas y campesinos de otros lugares que habían sido llevados por los senderistas. Varios testigos de los hechos señalan que algunos senderistas estaban vestidos con uniformes verdes, semejantes a los usados por los militares, y los demás estaban vestidos de civil, y algunos llevaban pasamontañas. La mayoría de ellos estaban armados con machetes, hachas y cuchillos, y otros portaban armas de fuego. Los senderistas se desplazaban en grupos de 30-35 personas.
En Yanaccollpa, al promediar las 6 de la mañana, reunieron a los pobladores de estancias vecinas en la casa de Antonio Quincho, donde supuestamente se realizaría una asamblea. Nunca hubo tal asamblea, asesinaron a hachazos y machetazos a 29 personas, entre ancianos, mujeres y niños.
Luego prosiguieron su ruta y se dirigieron hacia la granja comunal de Ataccara donde llegan entre las 8 y 9 a.m. aproximadamente y asesinan a 3 personas, entre ellos un infante.
Posteriormente, se dirigen hacia la estancia de Llacchua donde llegan aproximadamente a las 11 de la mañana y asesinan a 8 personas, entre las víctimas habían 5 menores de edad. En Llacchua se enteran que los comuneros se encuentran en una faena comunal refaccionando la carretera que une Lucanamarca con Huancasancos, y se dirigen hacia allí llevando consigo un guía, el Sr. Darío Allaucca Chaupín.
Los comuneros habían iniciado el trabajo en Huancasancos y avanzaban hacia Lucanamarca. Al promediar las 12 del día, los comuneros (alrededor de 60) descansaban luego de almorzar en el lugar denominado Toromachay. En ese momento llega un emisario a caballo desde la puna de Ataccara quien advierte a los comuneros acerca de un supuesto arrasamiento del ganado de la comunidad por los senderistas. El emisario, don Elías Tacas, no sabía nada sobre las muertes.
Los comuneros se organizan y deciden enviar a un grupo de comuneros que se ofrecen como voluntarios para hacer de vigías en la puna y observar qué tramaba SL. Los comuneros en su mayoría jóvenes, son los que se arriesgan a dar el encuentro a los senderistas. Entre ellos también estaba el emisario de la puna.
Otro grupo, el mayoritario, decide regresar a Lucanamarca para preparar sus provisiones y abrigo pues suponían regresar a la puna e iniciar el seguimiento a las senderistas. También otros 3 comuneros parten hacia Huancasancos para dar aviso a los sinchis, uno de ellos era Timoteo Huaripaucar.
Al final, los comuneros que iban de vigías hacia la puna se encuentran con un grupo de senderistas en la zona de Muylacruz, donde los matan. En este paraje hay tres personas que se salvan de morir: uno era un transeúnte, vecino de Huancasancos quien se dirigía a su estancia y fue capturado y despojado de sus caballos por los senderistas. El señala que logra escapar porque argumenta ante los senderistas que él nada tenía que ver con los lucanamarquinos. Los otros dos comuneros que se salvan son el Sr. Cirilo Curitomay, tío de los mandos senderistas locales y el hermano de éstos, Baldomero Curitomay.
Al promediar las 4 de la tarde, un grupo de aproximadamente unos 32 senderistas entra al poblado de Lucanamarca, los demás se quedan en los alrededores. Estaban al mando de un profesor que anteriormente había realizado trabajo político en la zona, los pobladores afirman que aún no habiendo visto su rostro, pues estaba cubierto por un pasamontañas pudieron reconocerlo por su voz, su tamaño que era característico pues era alto, su nariz aguileña que se dibujaba claramente aún con el pasamontañas y su figura.
Los pobladores tuvieron tiempo para escapar, sin embargo deciden enfrentarse a los senderistas y defender sus casas que creían serían quemadas por éstos. Los esperan en el cerro llamado Calvario armados de palos y huaracas, sin embargo los senderistas inician una lucha desigual pues comienzan a disparar sus armas de fuego. Los pobladores huyen hacia las quebradas, muchos son alcanzados y muertos al instante, otros son llevados prisioneros hacia la plaza y en la puerta de la iglesia, delante de las mujeres y niños congregados allí se inicia el sangriento ritual que acaba con 18 personas.
Los testigos de los hechos señalan que los senderistas gritaban consignas a su ingreso al pueblo: "Mueran los soplones y traidores" "Que paguen su cuenta los traidores".
Los pobladores aún recuerdan al joven que salvó la vida de las mujeres y niños presentes en la plaza. El estaba dispuesto detrás de la torre del campanario de la iglesia y cuando era inminente que luego del asesinato de los varones, los senderistas procederían a asesinar a las mujeres y niños, el joven gritó que los sinchis estaban muy cerca al pueblo. Los senderistas dejaron de lado la dinamita con la que pretendían volar a las mujeres y decidieron marcharse no sin antes dejar el local de la Municipalidad y local comunal en llamas.
Los "sinchis" llegaron una hora después que los senderistas se habían marchado del pueblo, estaban al mando de un teniente. Los pobladores les proveyeron de alimentos para que pudiesen perseguir a los senderistas, sin embargo no lo hicieron, éstos regresaron a Huancasancos.
Al día siguiente llegó el Gral. Noel en helicóptero, trasladó a los heridos hacia Ayacucho y dejó un destacamento de soldados a fin de que peinasen la zona.

VI. Las víctimas

En realidad no se sabía con certeza el número exacto de víctimas que produjo la masacre senderista. Nunca hubo una investigación seria al respecto que esclareciese estos hechos. Se hablaba de cifras de muertos que iban desde los 69 hasta los 82 comuneros asesinados. Las autoridades tenían un registro de 82 personas donde habían incluido a personas fallecidas en otros eventos previos y posteriores al 3 de abril.
Pudimos cruzar diversa información existente en documentos que están en manos de las ex autoridades, de lo que era el Registro del Estado Civil, ahora RENIEC (Actas de defunción), de los propios familiares cuyos testimonios y fichas antemortem fueron recabados por COMISEDH en julio pasado y en la semana del 1-9 de octubre, así como de diversos materiales periodísticos de la época, que nos arrojan una cifra total de 69 personas fallecidas.2 Estos datos han sido plenamente confirmados a través de la entrevista personal con todos los familiares de las víctimas fallecidas así como con la visita conjunta con ellos a los lugares donde se encuentran enterrados en fosas y cementerios.
A continuación presentamos un cuadro con el balance de víctimas final por lugar de fallecimiento:

ver cuadros

VII. Las fosas

Las víctimas fueron inhumadas en los propios lugares de fallecimiento (parajes, estancias en la puna) y cementerios de la zona. Las fosas están ubicadas en zonas muy altas (punas) sobre los 4,000 m.s.n.m. Las víctimas están dispuestas en fosas colectivas e individuales.

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VIII. La inscripción de las defunciones en el Registro Civil

Luego de ocurrida la masacre senderista, las autoridades de la municipalidad de Lucanamarca gestionan una autorización a la Corte Superior de Justicia de Ayacucho para enterrar los cuerpos de las víctimas. La Corte, aparentemente (no existe ningún documento al respecto), otorga una atribución especial al Juez de Paz a fin de que certifique los decesos y ordene la inhumación de los cuerpos, que se dan durante los días posteriores a la masacre: 4, 5 y 6 de abril de 1983.
El Juez de Paz ordena que los cuerpos sean inhumados en los propios lugares de fallecimiento, aunque algunos comuneros entierran a sus familiares en los cementerios de sus localidades. Luego, el 28 de abril, el Juez de Paz envía un oficio (Of. Nro. 10-83-JPSL) al Alcalde de Lucanamarca con la relación de las personas fallecidas debidamente acreditadas con sus documentos de identidad a fin de que se proceda a la inscripción en el registro de defunciones. El Alcalde ordena la inscripción de las defunciones en la Oficina del Registro del Estado Civil, el mismo día en que recibe el oficio. Sin embargo si se revisan las actas de defunción, podrá notarse que éstas se habían venido realizando aún antes del oficio del Juez de Paz.
En otro documento del 6 de mayo de 1983, el Presidente de la Corte Superior de Justicia recién responde oficialmente al Alcalde de Lucanamarca y le señala que próximamente estarían enviando la autorización a fin de que se proceda a la inscripción de las defunciones de las víctimas del 3 de abril. El secretario del Registro Civil señala que tal autorización nunca llegó. Por lo que puede deducirse que la inscripción de la muerte de las 69 personas fue realizada informalmente y sin el establecimiento de las causas de muerte.

IX. Los testigos y sobrevivientes del evento

Varias personas fueron testigos de los hechos, en los diferentes lugares donde acontecieron los mismos. Pudimos entrevistar a la mayoría de estos testigos lo que nos ha dado una idea muy clara de lo ocurrió en Lucanamarca el 3 de abril de 1983.
Luego de la masacre del 3 de abril de 1983, 7 personas quedaron gravemente heridas y sobrevivieron a este episodio terrible. Asimismo, varios pobladores fueron testigos de excepción de estos hechos.

ver lista de testigos y sobrevivientes

X. Qué pasó en Lucanamarca luego de la masacre senderista?

Los pobladores dan muerte a los padres de Olegario Curitomay al día siguiente de la masacre, en la mañana del 4 de abril. La madre, Sra. María de la O Allaucca Tacas fue ahorcada atada a la pata de una mesa en el local de la Municipalidad, mientras el Sr. Zenón Alejandro Curitomay Cuba, fue muerto a hachazos en la Plaza.
Algún tiempo después de la masacre, se instaló una base de los "sinchis" en el propio pueblo de Lucanamarca. Los pobladores creyeron que sus pesadillas terminaban por fin, pero los abusos contra ellos continuaron. Luego de la masacre de SL, fueron los "sinchis" los que robaban, violaban a las mujeres y asesinaron a muchas personas. La comunidad les entregó un local nuevo para que fuese su cuartel general. Cuando se fueron, el local fue dejado en escombros. Los pobladores señalan que cuando los policías estaban borrachos, todos se escondían en sus casas pues éstos disparaban sus armas sin control. En una de esas “fiestas”, abalearon el generador eléctrico del pueblo que recientemente les había sido donado (en 1983). Nunca lo pudieron reparar. Los pobladores se preguntan ahora, quién les pagará todos estos daños? Sendero también causó muchos daños materiales como el incendio del local de la Municipalidad, del local comunal y otros destrozos.
Posteriormente Sendero incursionó varias veces más en diferentes poblados de Huancasancos: el 21 de mayo de 1983 SL lleva a cabo un ataque contra Sacsamarca el mismo que es repelido por los comuneros junto con los "sinchis". Murieron un oficial, un subalterno y varios pobladores. Pero los senderistas sufrieron muchas bajas. Inclusive fueron capturados el "camarada Omar" y otros importantes mandos senderistas los que fueron asesinados por los "sinchis". En enero de 1984, es asesinada la señora Dominga Sumari, en uno de los caminos hacia Huancasancos. Posteriormente SL incursiona en San Martín de Tiopampa, el 12 de junio de 1984 y asesina a una persona. El propio Huancasancos es atacado nuevamente el 23 de junio de 1984. La policía intenta defender el pueblo. Mueren en el combate dos "sinchis" y mientras los demás policías eran distraídos por los senderistas, un grupo de éstos se dedicó a buscar selectivamente, de casa en casa, a 14 personas y las asesinaron. Una vez más, Lucanamarca, el 30 de julio de 1984, incursionan en San Martín de Tiopampa, perteneciente a Lucanamarca y asesinan a 7 autoridades de la comunidad.
El 14 de agosto del 84 es asesinado el Sr. Germán Huaripaucar Rimachi por el sinchi, Juan Carlos Chacón Palomino en la plaza de Lucanamarca. En diciembre de 1984 son desaparecidas del Cuartel de Pampa Cangallo 3 autoridades locales de Lucanamarca: el Sr. Teodro Huancahuari Matías (Juez de Paz y Presidente de la Comunidad), Mauro Huancahuari Matías (Teniente Alcalde) y Ernesto Contreras Pianto (miembro de la Junta Directiva Comunal). Estas personas conjuntamente con otras 10 personas habían sido incluidas en una investigación policial por la denuncia del Sr. Gumercindo Huancahuari, hijo del Sr. Marciano Huancahuari, a quien SL dio muerte en Lucanamarca.
El 8 de marzo de 1985 es muerto en circunstancias extrañas el profesor Arístides Allaucca García. Fue encontrado en el patio del colegio.
El 12 de febrero de 1989, es asesinado por extraños el Sr. Conrado Callañaupa Casavilca. El 14 de diciembre del mismo año, es asesinado violentamente el Sr. Santos Huamanculí Huaripaucar y el Sr. Edilberto Alca Tacas, en las punas de ChaupiQocha.
El 14 de marzo de 1990 es asesinada la Sra. Baselisa Huancahuari Morales, en Lucanamarca. No se sabe con certeza acerca de los agentes de causan su muerte.
El 22 de octubre de 1992, nuevamente en San Martín Tiopampa es asesinado el Sr. Serapio Allccahuamán Quispe.
Finalmente, el 7 de julio de 1994, es asesinado el profesor Livio Antonio Quincho Paucar, por un policía apodado “gitano”, cuya muerte nunca fue esclarecida. La base de los sinchis en Lucanamarca, finalmente se retira en 1996.