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Cuarta Sesión, 22 de junio de 2002, 3 p.m. a 7 p.m.

CASO 26. Javier Roca Obregón, Félix Anzualdo Vicuña,
Martha Paéz de Malpartida y Reynalda Andagua Gonzáles

La Comisión invita al señor Javier Roca Obregón, al señor Félix Anzualdo Vicuña, a la señora Martha Paéz de Malpartida y a la señora Reynalda Andagua Gonzáles, se aproximen para brindar su testimonio. Se les ruega ponerse de pie. Señor Félix Anzualdo, señor Javier Roca, señora Reynalda Andagua, señora Martha Páez, ustedes van a brindar su testimonio ante la Comisión de la Verdad y Reconciliación y también lo van a hacer frente al país. Prometen solemnemente hacer su declaración con honestidad y buena fe y decir solo la verdad sobre los hechos que nos van a relatar.
Sí.
Muchas gracias, pueden tomar asiento.
Buenas tardes, en nombre de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, agradecemos que hayan aceptado dar este testimonio en público, lo que ustedes nos van a contar son, tres casos de tres estudiantes y que fue de alguna manera, fueron de alguna manera casos representativos de lo que le pasó a muchos otros estudiantes. Por eso para nosotros era muy importante el testimonio de ustedes para que recordemos lo que le pasó también, a los universitarios aquí en Lima. Adelante por favor.
Ante todo, buenas tardes Comisión de la Verdad y público en general. Yo soy mamá de Martín Roca Casas, estudiante de la Universidad del Callao. El estaba cursando sexto ciclo de economía.
Mi caso empieza desde el diecisiete de agosto que ellos hacen una marcha sobre el sticker de medio pasaje. Ahí percatan dos individuos que están filmando la marcha. Ahí se acercan sus amigos de mi hijo, le dicen: usted identificase, ¿de qué prensa?, ¿de qué periódico es? No quiso identificarse. Ahí es lo que le quitan el video cassette y lo destrozan. Pero ¿qué pasa?, como él era dirigente del Centro Federado de Prensa Propaganda, esa misma noche a las once y cuarto de la noche, aparecen en mi casa, tocan la puerta. Primero tocaron, yo digo mi esposo, le digo: ¿quién será?, si los chicos ya llegaron del trabajo. Otro segunda tocada. En eso ya baja mi esposo, la tercera tocada es como romperse la puerta.
Baja mi esposo, abre la ventanita, le dice: abres la puerta o rompo la puerta. Armado ya con metralleta. En eso mi esposo, como uno no teme nada, abrió la puerta, entraron, de frente encañonaron a mi hijo. Y en eso yo le digo: ¿qué pasa con mi familia?, a mí háganme lo que quieren, mátanme lo que quieren, pero con mi familia no se mete. Ahí ya me dijo: cállate mujer de mierda, regresa con los demás tus hijos. Cuando me dijo, regresé y para voltear ya estaba en la escalera, los tres mis hijos en calzoncillos. Yo con la bata.
Ahí me separaron, tres horas, ni voz, ni voto. Nosotros no podíamos que decir. A mi esposo, cerca al baño, en calzoncillo. A mi hijo lo separaron al comedor y seguían torturando ahí a mi hijo. Por eso mi hijo dijo: tú tienes tu madre, tienes tus hijos, ¿por qué no dices la verdad?, que yo no te he quitado. Seguían torturando a mi hijo. Uno de ellos nomás se identificó, como capitán Gil.
Y ahí dijo mi esposo, ¡baja su frazada, me lo voy llevar!. Yo le dije: usted no va llevar a mi hijo, a mí mátame, lo que tú quieras, pero tú no vas llevar a mi hijo. Ellos subían, bajaban del primer piso, segundo piso. Volteaban, rebuscaban lo que querían. Han llevado lo que han querido ellos. Como no encontraron nada en la casa, dijo: al día siguiente voy regresar, dos de la tarde.
Regresaron dos de la tarde, no llegó esa hora, llegó dos y media diciendo: se me malogró el carro. Regálame agua, mi mano está sucia. Cuando dijo: le dimos agua. Hicimos pasar, le dije: ¿usted se va identificar?, ¿por qué esa manera de allanamiento la casa?, ¿por qué ese manera de intervención?, justo mi sobrino que es Policía Nacional, estaba en la casa. El dijo: yo soy policía, identifícate. El no quiso identificarse. En eso ya, nosotros como no quería identificarse a mi sobrino, cuando dijo. El quería escaparse y afuera ya esperaba en moto otro. En eso nosotros lo retenimos.
En eso mi esposo se va a la comisaría de Carmen de la Legua a pedir ayuda. Cuando hizo llegar, dos policías el carro al momento que pusimos al que echaba la culpa a mi hijo del video cassette, él amenaza de muerte delante de todo mi familia. Diciendo, ¡espérate nomás, te vamos matarte!. Cuando llega a la comisaría de Carmen de la Legua, el comandante le dice: ¡identifícate!, ahí recién él se identifica como Servicio de Inteligencia de la Marina. Hasta ahí nosotros no sabíamos ¿quién es lo que estaba echando la culpa a mi hijo?
Ahí, pocos minutos, cinco minutos, llamó a su comandante, su comandante llega, le dice. Contra tu hijo no hay nada. Esto que no se haga ninguna acta. El no quiso que se asiente el acta ahí. Y así, nosotros como somos gente humilde, gente trabajo creímos en su palabra del comandante, pensó que estaba hablando bien. Pero, de ahí empezó, al día siguiente todos los días, vigilancia de mi casa, con radios transmisores, con lentes oscuros.
Ya viendo eso mi hijo pidió garantía a la Prefectura del Callao. Mandó su solicitud al Rectorado de la Universidad haciendo saber el allanamiento de la casa. La amenaza de muerte. Pero todo eso, fue en vano, no le hicieron caso. De esa fecha yo tengo una pequeña negocio que es venta de comida, yo trabajo duro y pareja ahí. Mis clientes lo que llegaban, le seguían, mi familia que venía, le seguían. Total, eso temorizado varios mis clientes se fueron. Me abandonaron, unos cuantos me dieron valor, me dijo: tú sigue luchando hija. No te dominas, tienes además tus hijos, ¿qué va a pasar si algo te pasa a ti?, si tú no te pones ferte.
Y así, yo seguía luchando. Hasta el cinco de octubre mi hijo, salió de la casa a las cinco de la tarde, tomó su lonche, me abrazó fuerte y me dijo: mamita, ya vengo. Yo guardé su comida. Como yo trabajo duro, tanto me abría quedado dormido que yo no sentí lo que él no ha llegado. Al día siguiente bajo, abajo, mis puertas veo sin llave, le dije ¿qué ha pasado?, ¿por qué se han olvidado los chicos? Entro a la cocina, veo su comida que está ahí. Me voy corriendo a mi esposo, le digo. Martín no ha llegado. Mi esposo me dice: ya se lo comieron ya.
Agueytamos por la ventana, estaba llenecito de carros militares de la Marina, del DINCOTE, todo en la avenida jirón Pacífico, que llega avenida Argentina. Pero ¿qué pasa?, ellos voltearon media cuadra a mi casa y lentamente voltearon por ahí mismo, vuelta para ir a jirón Pacífico. Seguramente, que ahí ya tuvieron a mi hijo. Como hacer despedirlo lo pasaron por ahí.
Por eso yo señores Comisión de la Verdad, a este señor gobierno Alejandro, que un poquito que ponga en su corazón, nosotros con Fujimori, con Montesinos, no podíamos ni abrir la boca. Con este gobierno yo quisiera que algo haga pa nosotros, señor Ministro de Justicia, escúchanos por favor. Nosotros pedimos justicia, que haiga sanción pa los criminales, para esos culpables. Todos los vecinos me marginaron a mí, me dieron espalda, me dijeron ese es terruco, por eso su hijo lo han desaparecido. Algunos me dieron valor, algunos me dieron fuerza para yo seguir luchando. Eso es todo señor, no puedo más avanzar.
Todo lo dicho por mi señora es previo secuestro. Desde la fecha del cinco de octubre que lo secuestran, primeramente tuve que rebuscar todos los hospitales, centros de salud, morgues, puestos policiales. Al no hallar en ningún lado, tuve que ir a la Prefectura, al DINCOTE, a averiguar. Porque me decían de repente esta por acusado por terrorismo. Pero, ningún día de lo que fui, no estaba en la relación, nadie me dijo que sí se encontraba. Por lo tanto, me fui obligado de ir a denunciar a la, al Fiscal Especial, donde el señor Clodomiro Chávez, que Dios, que en paz descanse.
Después da hacer las investigaciones difirió el caso al fiscal de turno del Callao y el señor cumpliendo su obligación, su trabajo, muy bien lo hizo. Hizo comparecer a todos los implicados, tomó la manifestación y remitió al Tercer Juzgado en lo Penal, pidiendo orden de detención para los implicados. Pero, lamentablemente después sufrió represalias. Viendo eso el juez en lo penal, ya a regañadientes, por exigencia, cumplió las diligencias y en una oportunidad de frente me dijo: ¿qué quieres que haga contra el máximo Servicio de Inteligencia?
Y pasó a la Corte Superior, la orden de comparecencia, orden de detención lo cambiaron por orden de comparecencia. Y muchos de ellos ni siquiera comparecieron. Del Corte Suprema, tuve que apelar cuando fallaron a favor de los militares, a la Corte Suprema de Lima. También lo confirmaron lo mismo. Y hice las denuncias a organismos internacionales. Menos mal, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, sacó una resolución, entendió tal y conforme como lo habíamos denunciado, porque ellos con sus representantes hicieron las respectivas investigaciones.
Y a continuación, tuve que acudir también, con la ayuda, todo eso, esos trámites lo hice gracias a la ayuda de Aprodeh, que fue el único institución que todo el tiempo me dio moral, me dio en la medida de sus posibilidades, la ayuda más por los demás siempre vi la indiferencia, la incomprensión y así, aquí estamos para, diciendo la verdad y está plasmado en los documentos seguidos en el proceso y pido pues al actual gobierno que haga lo posible para que éste caso tan cruel no quede impune. Porque las secuelas de este tipo de crueldad, crimen si nombre es demasiado para una persona.
Porque todo lo que arrasa, todo, prácticamente nos deja semi muerto porque en lo económico, en lo moral, en todo sentido, totalmente destruido. Entonces, el gobierno debe hacer lo posible en todo estos casos de graves violaciones de derechos humanos, de lesa humanidad. Tratar de llegar, de auxiliar oportunamente, antes que esa persona se muere. O antes que llega a un extremo de que nadie lo puede remediar. Ese es la invocación que hago al actual gobierno. Y en cuanto a ustedes señores de la Comisión de la Verdad, yo pienso que será excelente la labor de ustedes en la medida de que traigan en cada uno de los casos, nuevos aportes para el Poder Judicial.
En la medida que las sugerencias que ustedes puedan hacer al gobierno central, sea ejecutado por el gobierno. Y agradezco también a la nuevamente, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a Aprodeh, Comisión Interamericana de Derechos Humanos como organismo internacional, quienes se preocuparon por nosotros. Y Aprodeh como organismo que está en Perú, también estuvo al lado de nosotros, más el gobierno hasta ahora en ningún sentido no se ha hecho presente ante el dolor y la tragedia que vivimos. No sólo yo, sino miles detrás de miles. Prácticamente la mitad del país está profundamente sangrante, herido y que la única forma de poder curar es eso, con la sinceridad, llegando y tratando de ayudar y con la justicia promovido por el gobierno. Que podamos alcanzar y la sanción por los culpables.
En ese momento, recién podemos decir que si hay hombres valientes, no dudo son cobardes ni son malos, hay otros que están luchando por el bien y hemos alcanzado y podemos morir en paz. De lo contrario, moriremos renegando con el odio y la impotencia. Muchas gracias.
Hay otro caso de secuestro que está íntimamente ligado al secuestro de mi hijo, a raíz de lo que secuestran a mi hijo, yo voy a la universidad a pedir colaboración, ayuda. Y la mayoría demostró su indiferencia como el rector, que jamás contestó ningún documento a mi hijo y nunca hizo nada. Pero, algunos alumnos si se solidarizaron conmigo y tal es así que uno de ellos con Keneth Anzualdo, que es hijo del señor que está acá, me acompañó a Aprodeh para dar su manifestación. Para decir lo que sabía. Que era el último haberlo visto a mi hijo con vida.
Y entonces, también él estaba dispuesto a ir a la Fiscalía a decir lo que sabía. Pero, lamentablemente antes que vaya a declarar el dieciseis de diciembre, también lo secuestraron a él. Y entonces, le cedo la palabra a su papá de Keneth Anzualdo.
Buenas noches, con todos, señor presidente de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y los acompañantes. El quién habla es Félix Anzualdo Vicuña, natural de la provincia de Bolognesi, departamento de Ancash. Soy padre de Keneth Ney Anzualdo Castro, desaparecido el dieciseis de diciembre de mil novecientos noventitrés.
Cuando realizaba sus estudios, Ciencias Económicas, en la facultad, en la Universidad Técnica del Callao. El fue un estudiante dedicado a sus estudios, un colaborador de la casa. Pero, el ocho de octubre de mil novecientos noventiuno, fue detenido por DINCOTE, donde permaneció quince días bajo exhaustivas investigaciones. Concluyeron las investigaciones, salió libre, no se les encontró ningún antecedente vinculado a la subversión.
Desde esa fecha hizo su vida normal, ordenada, viajó a distintas partes en el interior del país. Como ejemplo, puedo poner al departamento de Amazonas, porque visitaba a sus familiares porque de allí es la mamá. Yo soy de Ancash, de igual manera tenemos nuestra casa ahí, también ha ido a vivir. Ha viajado a Cusco y a Puno, cuando se realizaba el congreso de estudiantes de las Ciencias Económicas. Y ha participado. Una vida normal, tranquilo.
Hasta que la fecha fatídica, le llegó el dieciseis de diciembre. Pero esto ocurre, netamente . Ese día salió de mi casa, con dirección a la universidad, en la universidad permaneció hasta las ocho cuarenticinco, es decir la hora de salida de mi casa fue a las cuatro de la tarde. A las ocho cuarenticinco, acompañado de varios colegas que vieron salir, vinieron hacia la avenida Santa Rosa, en compañía de Milagros Olivera Sualpa, Jimy Torres, Luz Suárez Huallpa, quiénes lo vieron subir al ómnibus de la línea 19B de placa IU-3738, conducido por el chofer Agustín Cristóbal Alvarado Santos.
Al realizar las investigaciones, cuando no llegó a la casa. Hemos investigado personalmente. Entonces, nos vimos precisar ¿de onde?, ¿quiénes le acompañaron en la universidad? Y ellos nos manifestaron que tal hora salió. En vista de eso nos hemos visto obligados a esperar la llegada de los ómnibus durante todo un día. En eso hemos encontrado dos casos que hubieron, uno en la avenida Méjico y otro en la avenida Santa Rosa. El de Méjico, subieron, lo detuvieron al ómnibus y subieron los policías para pedir documentos.
Pero, en cambio el de Santa Rosa fue interceptado. Es así que el chofer nos manifestó claramente de que, efectivamente al frente de la universidad, subió un estudiante, después de un paradero subió un par de parejas de enamorados. Ellos vinieron entonces, la intercepción se produce en la avenida Santa Rosa, para voltear a la avenida La Paz. Se inter pone un automóvil, color celeste, bajan tres individuos identificándose que son policías pero de vestido civil y tipo militar. Suben al ómnibus, bajan los tres pasajeros que había y a uno de ellos lo hacen subir al automóvil. Y parten rumbo desconocido.
En vista que esa noche no ha llegado a la casa, nos hemos puesto en zozobra porque él era tan responsable, si iba con sus amigos, siempre nos llamaba telefónicamente. Decía : bueno papá, me voy quedar, estoy en la casa de fulano de tal, mañana temprano voy a estar porque es un poquito, altas horas de la noche, me puede pasar cualquiera cosa. Magnífico, le autorizaba y hacía, así.
Y nosotros hemos pensado que hasta el día siguiente, me imagino que ha sido así. Pero ya, ya porque él estaba a las siete o seis de la mañana por más tardar. Como no ha llegado hasta las diez, once, doce. Ya nos hemos puesto en zozobra, ¿qué ha pasado? Hemos comenzado a investigar. A buscar, en lo que hemos puesto primero por investigar. Hemos ido a la universidad, ahí donde nos manifestaron, nos hemos ido a la partida del ómnibus y nos informaron ahí.
Claro, está demostrado que ese día lo detectaron a mi hijo, lo han cuestrado. Más el conductor manifestó, claramente se daba cuenta de que él se dio cuenta que un automóvil celeste le seguía. Entonces, él dijo no, tal vez me van a asaltar, algo me va a producir. Y se dio claramente, también nos repitió, nos dijo: subieron un par de enamorados y un estudiante. Al escuchar ese comentario, esa manifestante, lo que nos ha dicho el señor Cristóbal, nos hemos puesto íntegramente a buscar, hemos visitado a todas las dependencias policiales, tarde y mañana.
Hemos ido a los hospitales, no hemos descuidado, hemos visitado a la morgue, pensando que en algún accidente ha sufrido, o pueden haberle matado. Hemos ido a todos los hospitales, hemos ido a la morgue, hemos comenzado visitar todos, todo una semana de cinco o seis días nos ha durado eso. En esas circunstancias alguien me dijo que efectivamente hay detenidos en la Prefectura del Callao. Entonces, con la misma me he conducido a la Prefectura del Callao.
En la Prefectura del Callao, encontré a un comandante que me atendió, ¿qué desea usted señor?, yo vengo por este asunto. Llevé una fotografía, le dije fulano de tal, se que hay detenidos por acá, comandante haga el favor de informar suplicándolo. Entonces, él inmediatamente llamó a un policía. Anda investiga al señor, el señor está solicitando este y acompaña hasta la puerta. El policía regresó que no encuentro nada. Entonces, el comandante me dice: ¿qué tiempo hace que no llega a su casa? Le dije: casi son seis días que estamos buscando y no sabemos nada.
Entonces el comandante me sugerió él, porque yo no sabía más, señorita. Nunca he ocupado la justicia. Me dijo: usted tiene que hacer la denuncia ante la Fiscalía correspondiente del Callao, porque ese es un delito. Pueden haberle matado, lo han secuestrado o pasa cualquier cosa. Inmediatamente usted constituyese, presenta la denuncia. Pero para estas cositas hay me dijo: hay una asociación Pro Derechos Humanos, que colabora, asesora y orienta. Te puede orientar él mejor que yo ¿Dónde queda doctor?, por favor le dije. Ese queda en distrito de Jesús María, en la avenida o jirón Pachacutec.
Es así, que esa misma tarde me he aproximado a la oficina de Aprodeh. El primer contacto que tuve ahí fue con el periodista Rubén Trujillo Mejía. Cuando le expliqué él me dijo, pero sí este señor ha estado aquí, días antes acompañando al padre de martín Roca, recién supe que el señora había sido su padre, de martín Roca. En vista de eso, nos hemos puesto de acuerdo aquí. Entonces, supo que es exacta la conclusión del secuestro se produjo con el auto celeste.
Sabedor de eso, nosotros hemos ya hecho las investigaciones, hemos solicitado por todas partes queriendo solucionar o mejor yo buscar. En esas circunstancias, nos hemos visto contactados por un señor que se llama Sebastián Miranda Díaz, quién nos ha, nos manifestó de que es posible conseguir ¿no?, ¿cómo ha quedado su hijo?, y ¿dónde lo puede encontrar?, porque las personas que lo han secuestrado deben explicarle, si lo han matado, que lo han matado, si lo han...o si lo han detenido. Pero, por ese asunto ya le expliqué a él también, que todo una semana nos hemos pasado buscando.
Entonces, él me ofreció vamos a investigarlo, yo le ofrezco. Y así por estilo hemos buscado otras personas en forma particular quiénes han colaborado, quiénes desinteresadamente. Es así que he presentado mi solicitud a, pidiendo Habeas Corpus he presentado al cuerpo de paz. He presentado al congreso y a todas la instituciones habidas y por haber. En esas circunstancias el señor Sebastián me dice, vamos a investigar, deme un tiempo prudencial, porque he rescatado de varios con la intervención del padre o del monseñor Vargas Alzamora. Magnífico.
Después de varios días de investigación él regresa y me dice: es posible que se va conseguir pero necesitábamos según el informe que me han dicho, se necesita de una cantidad económica y la intervención de una persona de alto nivel. Con esas manifestaciones, nos hemos puesto a pensar, a meditar, ¿quiénes pueden ser de alto nivel para que pueda conversar con el señor Presidente de la República que es el jefe supremo de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Policiales. El señor me ha acompañado en todas partes.
Es así, hemos visto por conveniente presentar dos personas, el padre Huber Lancier, que es representante del Presidente de la República en los casos, excesos o en las investigaciones que se han producido. Eso me informó él. En ese transcurso de tiempo, hemos presentado la carta al monseñor Vargas Alzamora, explicándole, suplicándole su intervención porque sabíamos o sabía que estaba detenido en los cuarteles de la Marina.
En esas circunstancias presenté nuestra carta al monseñor después de varios días, hemos ido para ver el resultado pero el monseñor Vargas Alzamora, lo derivó al monseñor Ricardo Durán, porque el asalto o los secuestros se produjo en el Callao. Que lo vea él. Pero el señor o el padre Ricardo Durán lo derivó a su secretaria y no conseguimos, nada. Fuimos a reclamar, fui personalmente, me dijo: yo soy una secretaria ad honor, ¿qué puedo hacer señor si yo no sé nada de estas cosas? Ese primer fracaso que tuvimos, perdimos la fe.
En esas circunstancias nos reanimamos. Vuelta nos dirigimos ante el padre Huber Lancier, que era el representante del Presidente de la República. Hemos solicitado una entrevista personal antes de pedirle una carta nos hemos dirigido, nos ha recibido muy amable, hemos conversado, hemos dialogado. Ahí es lo que dijo el padre Huber Lancier ¿Cómo tú puedes afirmar que esta detenido en los cuarteles de la Marina?, he hablado personalmente con el Fiscal Suplente y él me lo ha dicho que lo ha visto. Y me lo ha manifestado que se necesita un personal que intervenga alto nivel para que pueda conversar con el señor Presidente de la República y se puede conseguir.
Magnífico, al escuchar esa palabra el padre Lancier me accedió, que va hacer un trabajo de investigación. Es posible que vamos hacer, hoy si vamos a hacer. Entonces, le dijimos: padre para que tenga mayor valor, le presentaremos una carta. A mí no me dijo, eso no vale para nada. Tienen que dirigirse al Presidente de la República, pidiendo así como están explicando y con todos esos casos. Y es así que nosotros hemos presentado una carta al señor Presidente de la República para que intervenga. Para que de su mejor dicho, personalmente, para que ingresara a la Marina de Guerra.
Pero, vuelta de tres días regresamos y el padre Huber me dijo entonces, sí la carta ya me había venido con una nota porque yo soy su delegado. Hoy sí voy a ingresar, voy a saber efectivamente si está ahí o no. Deme un tiempo prudencial. Magnifico. Un tiempo prudencial, pedimos, ¿qué tiempo más o menos padre?, ya pues unos diez, doce días deme. Voy a programar bonito para ingresar.
Dentro de eso, ha viajado, se ha presentado, ha conversado con los del Servicio de Inteligencia, pero todos se cerraron, no sabemos nada de esta cosa y no se puede ingresar usted, padre. El resultado, igualito. Entonces, con las manifestaciones, con lo que se le ha investigado, no tenemos ninguna evidencia que dice pues, esta es tal cosa como en el caso del señor Martín Roca.
Mi hijo es secuestrado netamente por haber cometido el error de acompañarlo a él, porque en todo ha sido normal su vida. Nunca ha tenido más problema que de esa vez tuvo. Y lo secuestran porque él ha aceptado mejor dicho para ir a la Tercera Fiscalía a presentar su testimonio en las circunstancias, en los últimos días que lo vio a Martín Roca en vivo. Y lo secuestran, el secuestro se produce dos días antes, antes que vaya a la Fiscalía. Entonces, está comprobado pues señores que la intervención es del Servicio de Inteligencia.
No hay más otra evidencia que tenemos nosotros. Esas son las cosas verídicas, dónde de la fecha que salió de mi casa al no retornar. La verdad mi familia ha quedado arruinado por completamente, porque la, es muy grande la añoranza, la impotencia, la desesperación. Las fechas de Navidad, el Día de la Madre, el Día del Padre, hemos perdido. Más grande es la ausencia, más grande es la desdicha, el sentimiento crece día a día, como sino pudiéramos hacer nada, el martirio es constante si esta vivo o si está muerto. Si está vivo no sabemos ¿qué ha pasado?, y si está muerto, se llora, se consuela, sabe que está bien. Pero no saber nada, lo peor, es perder la fe, la esperanza de encontrar la justicia. No hay otro cosa que podemos seguir. La única interrogante que nos queda es ¿qué debo hacer para encontrar justicia?, la respuesta creo lo tendrán pues aquellos que nos administran la justicia.
Pedía al personal que investiga, que vea, que se haga una investigación exhaustiva justa, ¿qué es lo que pasó?, ¿qué es lo que sucedió? Esta bien a la persona que cometió error, que se le juzga, sí se le comprueba, aunque sea que se le fusila pero no como cualquier animal, como cualquier cosa, le secuestra y se desaparece. Por eso señores yo pienso, esta roncha de látigo que se levanta, no se borrará y la llaga sembrada en el corazón de cada uno de estas personas que hemos sufrido, no creo que cicatrice así nomás. Muchas gracias.
Señores miembros de la Comisión de la Verdad, respetable público, me llamo Juana Martha Paéz Warthon de Malpartida, soy profesora de historia, egresada de la Universidad Católica. Junto a mi esposo formamos un hogar cristiano, donde educamos a mis tres hijos, maravillosos hijos. Desde pequeños les inculcamos el respeto por la vida, valores e ideales, el respeto por los derechos humanos, el amor por la justicia, el amor por los necesitados. Nuestra vida transcurrió tranquila, pero en mil novecientos ochentitrés, la primera tragedia golpeó mi vida.
Durante un paseo que la YMCA, de la que éramos socios realizó se ahogó mi pequeño Manolito de seis años, nunca logramos justicia. Con ayuda psicológica pudimos salir adelante. Pero, en mil novecientos ochentinueve, la vida nos depararía la más grande tragedia de mi vida, el brutal asesinato de mi amado hijo José Abel Malpartida Paéz, de veinte años, estudiante universitario. Este es el motivo por el que quiero presentar mi testimonio ante ustedes señores miembros de la Comisión de la Verdad.
Mi hijo, era un estudiante extraordinario, era un muchacho alegre, amoroso, tenía sensibilidad social. Al concluir sus estudios secundarios se preparó en la academia Trener y posteriormente ingresó a la Universidad Católica, él quería estudiar ingeniería industrial. En mil novecientos ochentinueve, mi hijo decidió cambiar de programa. Empezó a estudiar inglés en la Católica y postuló a la Universidad de San Marcos, al programa de geología, se preparó durante varios meses y en el mes de junio, ingresó en el puesto número once. Realmente obtuvo un puntaje muy alto, en ese programa de San Marcos.
Mi hijo y yo salíamos juntos por las mañanas, yo le dejaba en la Universidad Católica y yo continuaba mi trabajo, que era en el Colegio La Unión. Y en las noches trabajaba yo en el Colegio Micaela Bastidas, mi hijo me recogía todas las noches a las nueve y treinta. Pero el día veintiseis de julio del ochentinueve, mi hijo no llegó a recogerme. Yo me fui preocupada a mi casa y cuando llegué tampoco se encontraba. Empecé a llamar a mis familiares y amigos, pero nadie sabía nada.
Al día siguiente, temprano salimos mi esposo y yo, a los hospitales y dependencias policiales, pero no se encontraba en ningún lugar. El día veintiocho de julio, mi hijo Jaime, bajó por el diario La República. Y como no regresaba mi esposo y yo fuimos a buscarle. Y le encontramos con el diario La República en las manos. Con la mirada perdida. Yo me acerqué y vi la más terrible foto que jamás pude imaginar. La cabeza cercenada de mi hijo, nos dirigimos a la morgue, mi esposo y yo. No nos dejaron entrar y nos trataron con mucha prepotencia. Pero yo a la fuerza logré entrar a la morgue. Había muchísimos cadáveres diseminados en el suelo y diferentes sitios. Habían niños quemados. Era un espectáculo dantesco.
Y en eso, miré el piso y estaba tirada la cabeza de mi hijo. Corrí y la tomé entre mis manos y la besé...y empecé a llorar. La mujer que estaba en la morgue, me empezó a gritar y dijo que me sacaran. Y un empleado me sacó. Mi esposo me ayudó a salir y perdí el conocimiento. Todo ello, me parecía la más espantosa pesadilla. Me parecía tan irreal lo que estaba viviendo. Era realmente increíble. Lo que vi en la morgue aquel veintiseis, veintiocho de julio, perdón de mil novecientos ochentinueve, quedará para siempre en mi memoria.
En las investigaciones posteriores, supimos que mi hijo y otro alumno de la Universidad Católica, habían sido detenidos, secuestrados y asesinados. Se les amarró con soguillas a la altura del tórax, estando con vida, se les colocó cargas de un explosivo llamado "C cuatro" o "gelicnita", de exclusivo uso militar. Los restos de mi hijo y de Alberto Alvarez, quedaron esparcidos en un radio de trescientos metros. Tanta azaña, brutalidad y sadismo, sólo podía ser producto de los agentes del Grupo Rodrigo Franco.
Los diarios publicaron muchos artículos sobre el caso, en algunos se sostenía que mi hijo había sido detenido en una casa en San Martín de Porres. Otros diarios, sostenían que lo habían detenido en la avenida Industrial, del mismo distrito. Pero hasta el día de hoy, yo no sé la verdad. Hasta el día de hoy yo no sé las circunstancias en que mi hijo fue detenido. Yo no sé, ¿por qué apareció su cuerpo dinamitado en San Bartolo?, en el kilómetro cincuentiuno de la Panamericana Sur. Hay tantas preguntas sin respuesta. Hay muchas contradicciones en este caso, irregularidades, encubrimientos y verdades a medias.
Mi esposo y yo, hicimos una campaña para saber la verdad con ayuda de Aprodeh, y de algunos periodistas, puesto que mi marido también es periodista. Pero, en el mes de agosto recibí una amenaza telefónica, en la que se me decía que si continuaba con las investigaciones correría la misma suerte que mi hijo. Yo le conté esto a un amigo que en aquel entonces era senador. Y él me dijo: Martha, tienes que dejar el país, porque esta gente no se anda con miramientos. Y realmente, la próxima víctima serás tú. Así es como tuve que salir rumbo a Suecia, país en el que radico desde hace doce años. Y que me acogió inmediatamente.
Los primeros años fueron muy duros, lejos de mi patria, lejos de mi familia, lejos de mi entorno, sin mi idioma, sin profesión. A consecuencia de todo ello, caemos en una fuerte depresión y recibimos tratamiento psiquiátrico. Actualmente, seguimos nosotros consumiendo anti depresivos. Pero, el único hijo que me queda con vida, mi hijo Jaime, no ha podido resistir tanto sufrimiento, ha quedado muy dañado y actualmente recibe tratamiento psiquiátrico.
Yo trabajo en este momento como profesora en Suecia y soy voluntaria de la Cruz Roja. Estando en Suecia me enteré que con fecha veintinueve de enero de mil novecientos noventa el entonces Ministro del Interior, Mantilla, envió un dossier al doctor Javier Diez Canseco, quién solicitaba información acerca del hallazgo del cadáver de mi hijo en San Bartolo y en uno de los partes de dicho dossier, se reconoce que mi hijo no se le hizo el examen de medicina forense, ni balística, ni toxicológico, ni biológico, ni la prueba de parafina y tampoco se entregó el protocolo de necropsia.
En ese mismo dossier, hay otro parte de la División de Identificación Policial, que informó que mi hijo no registraba antecedentes policiales. En la foja de información número doce trenticinco de la Dirsec, acerca de las referencias político sociales de mi hijo, el resultado fue negativo. Mantilla envió datos sobre la causa de la muerte de mi hijo, pero no envió ninguna información sobre los hechos y circunstancias en que fue detenido y asesinado. El veintiseis de febrero de mil novecientos noventiuno, el Fiscal Provincial de Lima, César Girado Zegarra, dispone archivar definitivamente el caso de mi hijo. Basándose en burdas presunciones. Sosteniendo que mi hijo y Alberto Alvarez, murieron cuando manipulaban un artefacto explosivo.
Pero qué irónico, realmente ¿Cómo pudo mi hijo y Alvarez haber manipulado un artefacto explosivo cuando ellos fueron amarrados del tórax con unas sogas?, y para asesinarlos, se utilizó "gelicnita" o "C cuatro". Tanta falsedad, es grotesca realmente. Y sin embargo, se sobreselló el caso. Señores miembros de la Comisión de la Verdad, tengo fe en la justicia. Y durante estos doce años que viví prácticamente en el destierro, estuve aferrada a la idea y a la esperanza de que en algún momento las cosas iban a cambiar en el Perú.
Yo siempre tuve la esperanza de que se instalaría la Comisión de la Verdad. Día a día, minuto a minuto, esperé ello. Ha llegado el momento y solicito a ustedes que se investigue y esclarezca el caso de mi adorado hijo José Abel Malpartida Paéz, asesinado en la flor de la vida, siendo víctima de la violencia demente del Comando Rodrigo Franco. Que respondan por este crimen, el ex ministro Mantilla y Alan García Pérez.
Quise dejar mi testimonio, como madre y como ciudadana, siento que es mi deber moral el contar lo que le tocó vivir a mi familia y a mí. Ojalá que en el futuro, no vuelva a repetirse la sistemática violación de los Derechos Humanos en el Perú, que no quede impune el crimen perpetrado contra mi hijo, que los asesinos respondan ante la justicia, puesto para que haya perdón, tiene que haber primero un mea culpa. No puede haber reconciliación sin justicia, ni paz sin justicia. Por ello deposito mi confianza plena en ustedes y creo que no nos defraudarán. Muchas gracias
Es muy difícil tratar de encontrar palabras de consuelo...sin embargo, creo que todavía en el país tenemos una gran oportunidad histórica de poder realmente conocer la verdad de todo lo que sucedió y encontrar la justicia. Haremos todo lo posible y sólo recordar a los peruanos que casi el cincuenta por ciento de las víctimas de estos veinte años de violencia política que vivimos, son jóvenes, han sido jóvenes.
Nosotros vamos a tener una, seguramente una audiencia especial para tratar lo que fue, lo que le pasó a los jóvenes y lo que le pasó a los jóvenes universitarios. Nos parece importante recordar y que fue la política en ese momento y ¿qué pasó con la política en el país?, que llegó a matarnos entre nosotros. Les agradezco muchísimo sus testimonios y que son de un gran valor para nosotros y de un gran valor para todos los que hemos escuchado y expresarle nuestros sentimientos y acompañarlos en ese dolor que nos han expresado. Gracias.


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